sábado, 30 de octubre de 2010

Simonetta Vespucci

Alexandre de Riquer (Calaf, 1856-Palma de Mallorca, 1920), hacia 1906, publicó un libro intitulado Aplech de sonets en el cual se incluye un poema llamado "Simonetta Vespucci". Dicha composición está dedicada a aquella musa italiana (1453-1476) -me sirvo del anacronismo- que Sandro Botticelli (Florencia, 1445-1510) pintó en varias ocasiones.
El poema fue recogido por Josep Maria Sala-Valldaura en Antologia de la poesia eròtica catalana del segle XX, Barcelona, Proa, 1977, [Els llibres de l'Ossa Menor], 272 pp.

SIMONETTA VESPUCCI

Simonetta Vespucci, de brocatell vestida,
donant la mà al poeta, s'avança lentament;
Botticelli amb noblesa, a seure la convida,
ella insinua amb gràcia coral salutament                            4

i a poc a poc, deix caure l'ampla roba enriquida
per blondes i joiells. Desnua, conscient,
sens pena ni arrogància, lo més naturalment,
alça sa forma esvelta d'una blanco' exquisida.                  8

Policià diu un vers que escolta enamorada,
mentre Sandro disposa un collaret de roses,
trobant-la bella, diàfana, sumptuosament trenada;          11

col·loca amb art sobre ella les glasses vaporoses
i reprèn sa gran obra amb una fe sincera.
Simonetta Vespucci, posa de Primavera.                      14


El primer cuarteto nos dice cómo se encuentra Simonetta: porta un vestido de brocatel -tejido de seda que tiene dibujos de color distinto al del fondo- y avanza despacio mientras le da la mano a un poeta que no sabemos quién es, marcando una tensión poética. Botticelli, quien aparece hacia el tercer verso, la invita, muy cortés, muy noble, a sentarse; ella con gracia insinúa un cordial saludo y (ya en el segundo cuarteto) poco a poco deja resbalar el paño que está adornado -roba enriquida- de blondas (encaje de seda con el que se hacen vestidos de mujer, entre otras cosas) y joyas. De manera natural desata la tela, sabe lo que hace, por eso no exhibe pena ni arrogancia; Simonetta, la de la exquisita blancura, eleva su figura delgada -elementos eróticos-: otra tensión poética.

Se resuelve la tensión que aparece en el segundo verso, pues al inicio del primer terceto se alude a Angelo Poliziano -Policià- quien dice un verso del gusto de la mujer en cuestión (Poliziano era el cantor de los amores de ésta y Giuliano de Médici). Botticelli le coloca un collar de rosas y le parece (leo que ya adornada con el collar) bella, diáfana y suntuosamente peinada con una trenza.
Éste coloca, con arte, sobre ella los vaporosos velos que habrán de completar su vestido, hasta aquí parece que la están vistiendo para una ocasión importante.

Pero algo sucede hacia los últimos dos versos bastante transparentes. Botticelli reemprende su gran obra con fe sincera: Simonetta Vespucci posa de Primavera. Es una representación poética de una obra pictórica. Se trata de El Nacimiento de Venus. Es écfrasis.
Todo queda claro: la segunda tensión que se presentó en el verso 8. Botticelli pinta a Simonetta como la ninfa Primavera quien, alzando su forma esbelta, cubre a Venus con el manto enriquecido de encajes y joyas.
El proceso de "vestir" a Simonetta-Primavera es, evidentemente, el proceso de pintarla: su vestido de brocatel; su rostro sereno, "sens pena ni arrogància"; el collar de rosas y los velos vaporosos, incluso el color blanco, eran, quizá, los últimos detalles de la modelo. Aunque, como Botticelli acabó su obra años después de la muerte de Simonetta, aquellos elementos pueden ser una alusión, pues el "homenaje" ya estaba hecho, aparece en El Nacimiento.
El adjetivo "gran" -del verso 13- puede tomarse de dos maneras: en la una se obvia la pericia de Botticelli y la belleza de su pintura; en la otra es la sola alusión al tamaño del lienzo -184.5 cm de alto por 285.5 cm de ancho-. Considero que ambas interpretaciones son viables.

Tanto la pintura como el poema contienen elementos eróticos importantes. En el caso de la primera es la actitud de Venus, el no taparse por completo; la piel blanca y el cabello dorado son imágenes recurrentes para describir la perfección femenina (quién mejor que Venus).
Para el segundo, lo erótico recae en la construcción -o la "impresión en el lienzo"- de Simonetta Vespucci, se la viste con las mejores ropas, se le atribuye un piel blanca y una figura esbelta; su cabello, pese a que no conocemos su color, está trenzado, atributo digno de alabarse.


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