viernes, 22 de octubre de 2010

San Itario, el Dorado.

No ha muchos días mientras realizaba el rutinario trayecto hacia mi casa, vi un "establecimiento" perfectamente ubicable, si se camina atentamente, que llamó poderosamente mi atención:  unos baños públicos de ésos que pululan por la Ciudad con una marquesina con el nombre del lugar (sí, alguien le puso un nombre) -que me sacó de la rutina-. Esto por lo curioso y por la muestra de humor y picardía que había en esas trece letras, a saber: los baños, que por cierto a la distancia daban una buena apariencia,  tenían por nombre "El Churro de Oro".
No pude contener la risa que me provocó aquella visión pues es una muestra del dialecto mexicano, más específicamente del mexicano del altiplano, y los recursos de los que se sirven los prestadores de tal servicio para hacerlo más llamativo y tranquilizante.

Churro (sust. masc.; voz onomatopéyica), según el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española (DRAE), es la fruta de sartén de la misma masa que se emplea para los buñuelos y de forma cilíndrica estriada, para la primera acepción; para las otras tres que da -dos usos coloquiales y otra frase adverbial coloquial-: obra hecha sin arte ni esmero (2); acierto casual (3); y el último uso es 'como churros' (4) es decir, con mucha facilidad.
Es evidente que el churro que refiere el nombre de los sanitarios no es ninguno de los cuatro arriba mencionados, sino la relación que el mexicano (del altiplano) sugiere entre esa primera definición y el acto de defecar... No hacen falta explicaciones.
Ahora bien, el usar 'de oro' es para dar al transeúnte la sensación de seguridad y comodidad (y hasta "lujo") en esos momentos de tensión y de control de esfínteres; aunque al hombre mexicano no le importe tanto ya que no se fija nunca por dónde va.
Si se hace -no debería- una síntesis de las cuatro acepciones que sobre 'churro' nos otorga el diccionario, podríamos definir el acto escatológico: masa de forma cilíndrica estriada, producida a veces sin arte ni esmero, otras con mucha facilidad, que es cuando hay problemas, cuando no es fácil también hay problemas y sí requiere de esmero, mucho esmero.

¿Cuánto no se ha hecho en un cuarto de baño? Hasta es digno de recibir loas, como las Loas al cuarto de baño, y de manera estupenda, creo.

Ahora, días después de ese descubrimiento, han decidido -los dueños del local o váyaseasaberquiénes- retirar el letrero con el nombre del lugar.
Ya no es "El Churro de Oro", es, simplemente "Sanitarios Públicos". Lástima.

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