jueves, 27 de junio de 2013

Una (pequeña) nota sobre la riqueza del español

Siempre suele hablarse de las dificultades de comprensión entre los hablantes de una lengua extendida por muchos continentes, los casos más claros son el del inglés y el del español. Los dialectos, pues, representan una parte esencial en la amplitud y riqueza de una lengua.
En la Universidad, hace poco, mi compañera tenía que hacer un trabajo en equipo para acreditar una materia (Literatura Mexicana del s. XIX) y entre las posibilidades de equipo había hacerlo con una española que estaba de intercambio indefinido en México. Las cosas fluían con aparente calma: sentían que aportaba ideas sobresalientes, relevantes... hasta que llegó la hora de elaborar el producto final del equipo, un video donde se explicara el tema asignado a cada grupo; las ideas surgieron al por mayor, la susodicha española (con el mismo nombre que el de mi compañera) planteó contratar a un dibujante que ilustrara la explicación del tema en cuestión (la intertextualidad y la intermedialidad).
Hippie y extraña como pocas, sabía de una italiana dibujante que no entendía nada de español. Ahí nacían los problemas. Quizá la tensión de final de semestre para los de acá provocaron que la extranjera les llevará la contra en todo. Eran cuatro contra una que no se dejaba convencer y se obstinaba en ver sus ideas en la práctica, derrotando al grupo de mexicanos que empezaba a no quererla tanto (odiar suena feo).
Como suele suceder (y no es cosa que me moleste, más al contrario, me agrada escuchar a ciertas personas –y mi compañera es una de ellas–), yo sabía de la incipiente aversión a la catalana en pláticas que servían de liberación de un poco de enojo. En ellas solía decirse que Anna (tal era el nombre de la ibérica) era una necia. Yo sabía bien que quería decir terca. 
Imagínense (yo lo hice) que el equipo le decía a Anna que era una necia. De seguro se hubiera enojado porque dudaban de sus capacidades intelectuales sólo por no querer estar de acuerdo. Es aquí que vale la pena traer lo que dice el DRAE sobre “necio”:

necio, cia.
(Del lat. nescĭus).
1. adj. Ignorante y que no sabe lo que podía o debía saber. U. t. c. s.
2. adj. Imprudente o falto de razón. U. t. c. s.
3. adj. Terco y porfiado en lo que hace o dice. U. t. c. s.


La primera acepción es la más conocida y usada en España. La tercera, en cambio, es a la que se acude en México. De ahí que en nuestra supuesta situación hubieran salido chispas y en verdad habría habido resentimiento. Por suerte, sólo le dijeron que, pues la catalana quería más conocer el país y dejarse llevar que hacer un video sin su amiga itálica, trabajarían con un amigo de mi compañera que entendió muy bien la idea del equipo y fue bastante más accesible.
Y es que tratar con necios es tan difícil que en verdad uno llega a pensar que son necios. O ya no sé qué.


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