En estos tiempos en que nos valemos de las redes sociales para conocer y saber de muchas personas y muchas cosas es normal que la literatura (y la gente interesada en ello) halle cabida en ese espacio tan misterioso como fecundo y truculento. La circulación de contenido de este tipo es desmedida, y llaman, algunas veces, poderosamente la atención haciendo que olvidemos el autor o el contexto en que fueron enunciadas o producidas.
La inmensidad de información con que se cuenta en internet da pie a que la gente tienda a «engañar» a los demás mediante citas atribuidas a autores de renombre. Con la supuesta confianza en internet debemos creer que aquello que aparece en imágenes con texto son de quien dice firmar. Además, el formato de dichas imágenes provocan un efecto de certeza en lo que leemos, es decir, si tiene un filtro y aparece el autor en una pose de verdaderamente estar enunciando lo que aparece a un lado, es que realmente lo dijo. Por cosas como la siguiente deberíamos (la gente debería) desconfiar de lo que se topa en la red:
Uno de los casos que más me llaman la atención es el de Pablo Neruda y su archiconocida frase, no acreditada –hasta donde hay noticias– en ninguno de sus libros, de las flores y la primavera. Lo curioso es que siempre aparece en campos como «citas de Neruda» sin decir más: sin un «contexto», ni mucho menos el origen de la cita.
La imagen/fragmento literario que interesa para esta entrada es bien curiosa y es un caso de raro al hallarse frente al origen de la cita atribuida. Contaré la anécdota: La vi en facebook por primera vez y me pareció una de esas citas rotundas de tan claras, vi que era de Cesare Pavese, es decir, había sido traducido del italiano al español; por puro gusto quería encontrar el original y leer más de la producción pavesiana. Tal es el archivo digital:
Algunos de mis contactos en facebook que le dieron difusión lo consider(ab)an un «poema». La imagen de arriba no parece indicarlo muy claramente, ¿por qué si es parte de un poemario de Pavese, pensémoslo así, aparece el nombre del autor bajo el textito?, y ¿si, en cambio, era parte de otro texto? (Así parece, pues asemeja que el texto fue escaneado y se ven las letras del reverso de la hoja).
El que pareciera ser el título es una de las pistas a seguir ¿el «poema» se llama así, «Una casa en el océano»? ¿Cómo ha de llamarse en la lengua original?
Una búsqueda en ese compendio maravilloso que es Google me llevó a descubrir que la imagen y ese título peculiar provienen no de un poema llamada «Una casa en el océano», sino de una novela de Guillaume Musso,
La mujer de papel (
La fille de papier): había dos procesos de traducción implicados, del italiano al francés y de éste al español. Ya llevábamos algo de avance. El epígrafe al primer capítulo, «La maison de l'océan» (nótese el cambio del artículo), de la novela en francés (
aquí leerás un extracto), dice:
Il arrive qu'une femme rencontre une épave et qu'elle décide d'en faire un homme sain. Elle y réussit parfois. Il arrive qu'une femme rencontre un homme sain et décide d'en faire une épave. Elle y réussit toujours.
Cesare PAVESE,
ha pasado literalmente a la versión española.
Luego, hallé que la cita de Pavese se encontraba en una especie de diario,
Il mestiere di vivere (Diario 1935-1950), donde él prácticamente anotaba todo lo que venía en gana y figura más una compilación de aforismos e ideas, un «simple estuche de frases maravillosas» –así dice Zaid sobre las acumulaciones de fragmentos citables en
El secreto de la fama–. Pavese sería hoy, sin duda, hoy un tuitstar.
Pero, como se dice por ahí, la verdad es otra. En italiano la situación es interesantísima, la traducción italiana de la novela sí indica de dónde proviene la cita de Pavese (
La ragazza di carta –puede leerse el primer capítulo
aquí–) y así es como lo apunta nuestro autor italiano el 3 de agosto de 1937:
Una donna che non sia una stupida, presto o tardi, incontra un rottame umano e si prova a salvarlo. Qualche volta ci riesce. Ma una donna que non sia una stupida, presto o tardi trova un uomo sano e lo riduce a rottame. Ci riesce sempre. [edición al cuidado de Marziano Guglielminetti y Laura Nay, Torino, Einaudi, 2000]
y la traducción al español hecha por Esther Benítez para Bruguera en 1980:
Una mujer que no sea una estúpida encuentra, más pronto o más tarde, un desecho humano y trata de salvarlo. A veces lo consigue. Pero una mujer que no sea una estúpida encuentra, más pronto o más tarde, un hombre sano y lo reduce a un desecho. Siempre lo consigue.
Es probable que Musso haya citado de memoria a Pavese y ahí se haya perdido el «que no sea una estúpida». Es algo que suele pasar. Una búsqueda en Google muestra que así como aparece en la novela así se suele reconocer en francés la mentada cita (habría que buscar la edición francesa de
Il mestiere...). ¿Acaso habrá pensado que era machista? La labor del traductor, lo sé, es ingrata pero esto lo rebasa (hasta divertirnos y, estando ociosos, publicar este tipo de entradas)
¿Por qué en la versión española aparece un barco en pedazos que se hace hombre?, ¿por qué precisamente un barco? Internet o, más probable, la traducción española de
La fille de papier –que al parecer de esa versión deriva la imagen en red–, nos ha cambiado algunas palabritas:
estúpida desaparece para que haga lo que quiera con un
barco en pedazos (jamás dice que puede encontrarse con un barco sano, ¿verdad?)
Yo creo que a los franceses no les gustó que la palabra «estúpida» apareciera en una cita memorable no sólo por lo que dice, mas por la forma de decirlo. Musso, o por mejor decir, su memoria, parece que mejoró al distorsionar la frase pavesiana y un lapsus provocó que así se difundiera en español y de ahí corriera como la pólvora, se hiciera viral en facebook y la gente llenara sus muros con ésa y otras falsas e incompletas atribuciones de que estamos llenos.
Vale.