domingo, 19 de septiembre de 2010

El principio. Orden de luz en la casa vacía...

No, no estimado y desocupado lector o curiosa persona que hallare esto, no hablaré del poema de Rubén Bonifaz Nuño (Córdoba, 1923) que inicia de igual forma; lo que pretendo es indicar el camino de este espacio cibernético.
Como muchos otros blogueros (bloggers) (aunque desconozco si sea posible la castellanización de tan singular palabrita), existe dentro de mí la "imperiosa" necesidad de escribir, bien, pero ¿sobre qué escribir? Cualquier cosa es buena para dedicarle algunas palabras. Por eso aquí se hallarán temas de la cotidianidad de la Ciudad de México, del acontecer político-social-cultural del país y de otros temas que pudieran considerarse banales, la literatura incluida. (Las entradas, a veces, podrán ser muy poco objetivas.)
En fin.
Juzgo conveniente dejar claras algunas cosas:
1. YO decido que habrá de publicarse en este espacio. Por supuesto, estoy dispuesto a recibir comentarios y sugerencias. NO recibiré comentarios de Anónimo, mucho conflicto causa hacer una relación de sus libros escritos como para soportarlo en esta vía.
2. Indicaré, en su caso, si la entrada no es de mi autoría.
3. Si el blog te convence, recomiéndalo; si no te gusta, puedes expresarlo en un comentario y, si quieres, no visitarlo más.

Sobre advertencia no hay engaño.

Transcribo, por último, unos versitos del capitán Francisco de Aldana, el Divino (Nápoles, 1540-Alcazarquivir, 1578) que se hallan en su famosa Epístola. (El amor cortés se hace presente en el blog.)

   Mas nueva voz me acude y me reclama
dentro del más secreto pensamiento
que rompedor de fe me nombra y me llama,

   diciendo: "El  mandamiento y juramento
rompes, de no escribir antes ni agora
la causa y ocasión de tu tormento."
                                            (vv. 40-45.)

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